FUERA DE LUGAR
14/01/2021 | Jose Antonio Suso

Leí el pasado fin de semana un artículo de opinión para el que se eligió como titular un palabro inexistente, resultado de un juego de términos que remataba en una conclusión poco convincente. Sin género de dudas el autor aseguraba que la acción de las instituciones en Álava y Vitoria-Gasteiz, ahora y quise entender que antes también, se resume en lo que él califica como “nada de nada”. Nada elevado al cuadrado.
Con la elegancia de quien no apunta nombres concretos, continúa dejando caer todo el peso de la responsabilidad sobre aquellos gestores municipales que han dejado pasar el tren de las oportunidades para nuestra ciudad. Algo así como si los proyectos te los encontraras en la calle después de tomar cuerpo por generación espontánea o se compraran en las rebajas bajo oferta 2x1. La realidad es tozuda y nos demuestra lo contrario. Desde su origen y hasta su concreción cada proyecto, cada idea, cada propuesta exige un arduo y, en ocasiones, complejo paso a paso, no exento de dificultades por motivos diversos. Puede haber errores, los menos, pero también muchos factores exógenos a lo municipal que frustran una iniciativa.
El artículo de opinión desprende ese tufo que impregna la insana tendencia alavesa, viejuna a la par que irracional, de subestimar lo propio siempre en comparación con lo que nos rodea y casi siempre dirigiendo la mirada hacia el norte. Una tendencia con peso similar, gramo arriba-gramo abajo, a aquella otra que liga cualquier nuevo proyecto para la ciudad o el territorio con la aparición simultánea de un colectivo asociado radicalmente en contra. Son dos taras inoportunas e impenitentes que el autor ignora por descuido o, tal vez, a propósito.
Introduzco en el ámbito de la premeditación obviar que las actuaciones que están remodelando y modernizando Vitoria-Gasteiz tienen el sello del Gobierno Vasco. Cuando digo sello, digo financiación. Y lo tiene por una implicación del Gobierno Vasco con la capital de Euskadi que ni es reciente ni es novedosa. Actuaciones todas ellas que se desarrollan en plena coordinación con el Ayuntamiento gasteiztarra y con la Diputación alavesa. Decir lo contrario es alejarse de la realidad o querer empañarla.
No procede convertirse en notario de la frustración. Lo único que mina esta ciudad es la manifiesta incapacidad para sumar. Y si miramos hacia el norte para otras cosas también lo tendremos que hacer para adoptar y reproducir esa capacidad para alcanzar consensos entre posicionamientos políticos diferentes. Si se pretende localizar responsabilidades en sede institucional aconsejo buscarlas entre quienes tienen una visión cortoplacista que les impide mirar hacia delante por intereses que nada tienen que ver con el bien común de la ciudad.
Lo que Vitoria-Gasteiz necesita, y con urgencia, es conciliar para construir….más. Ligar el desarrollo de la ciudad con la oportunidad, el oportunismo y lo oportuno no deja de ser inadecuado, inconveniente, impertinente, improcedente; en resumen, fuera de lugar.